Mucho se ha escrito en los últimos años acerca de los tells, esos movimientos o comportamientos corporales inconscientes que delatan la fuerza de la mano de un jugador.
Un parpadeo rápido, las postura de los pies, un temblor incontrolable o una vena en el cuello han sido en muchas ocasiones objetivo del escrutinio de nuestros rivales, intentando averiguar qué es lo que se esconde en nuestras cartas.
Qui Nguyen, el campeón del mundo 2016, no revela nada al apostar.
Alguno de estos «indicadores» tienen una base científica. Nuestro cerebro tiene tendencia a generar pequeñas órdenes en determinadas situaciones sin que nosotros seamos capaces de controlaras como por ejemplo bajar la mirada al mentir o un mayor de flujo de sangre cuando la excitación por una gran jugada nos envuelve.
Sin embargo, y a pesar de que la ciencia nos respalde en alguna de estas situaciones, ¿podemos basar nuestras decisiones en lo que nuestros ojos creen ver" La respuesta solo puede ser un rotundo no. Existen demasiadas variables que impiden saber con certeza si el comportamiento de nuestros rivales se debe a una tendencia contrastada o a una circunstancia puntual. Es más, no es descabellado pensar que existen muchos jugadores capaces de controlar sus gestos y por lo tanto usarlos a su antojo para engañarnos y conseguir que tomemos decisiones equivocadas.
Dicho esto, ¿no podemos fiarnos de ningún tell cuando estemos inmersos en una partida de poker presencial" Por supuesto que sí, pero deber...
